lunes, 28 de diciembre de 2009

Que pena de Borbón

El ánálisis del discurso del todavía rey de España ya se ha hecho. Es inútil intentar aportar algo nuevo porque los aspectos más significativos ya se han puesto de manifiesto, por uno y por otros, así que nihil novum sub sole. Eso sí, lo que no me resisto a apuntar es que se ha notado, y mucho, la impronta del equipo zapateril en el discurso de este año, tanto en el continente como en el contenido. Un decorado que puede parecer el de otros años pero que rezumaba buenismo zapateril por los cuatro costados y un discurso vacío, lleno de obviedades y buenas palabras pero sin llamar a las cosas por su nombre. Lo dicho, un producto made in zETAp.

Pero la excusa del discurso me sirve para hacer una breve reflexión personal sobre la figura de Juan Carlos de Borbón y Borbón, rey de España por la gracia de Franco, porque, ciertamente, el rey Juan Carlos lo es porque Franco así lo quiso. Entre los muchos errores del Caudillo, estuvo pensar que Juan Carlos de Borbón sería un digno sucesor. No hay más que ver cómo está España tras más de 30 años de reinado. De hecho, nunca en su larga historia como nación, España había sido tan despreciada en el ámbito internacional como lo es ahora. Se cumple ahora más que nunca la imagen exterior de un país de pandereta.

Y lo más grave de todo es que la monarquía en general, y don Juna Carlos en particular, son rehenes de lo políticamente correcto y el buenismo reinante, que hacen desviar la atención de lo verdaderamente importante. Eso sí, no pequemos de ingenuos. La impresión que da es que en Zarzuela sólo preocupa asegurar la poltrona (o trono) a toda costa. Y sino que alguien me explique cómo Don Juan Carlos ha sido capaz de sancionar con su firma la ley que lo desligitima como rey de España -me estoy refieriendo obviamente a la ley de Memoria Histórica que pretende entroncar la democracia con el Frente Popular en vez de con el Franquismo del que surgió-. A este nivel ha llegado nuestro rey, al de deslegitimarse a sí mismo. Tampoco hay que olvidar la sanción de varias leyes orgánicas que rompen la Carta Magna por la vía de los hechos. Véase el ejemplo de las recientes reformas estatutarias -encabezadas por el estatuto catalán-, impulsadas tanto por PP como por PSOE, que han convertido a España, de facto, en un país cuasiconfederal. Si el propio Jefe del Estado rubrica con su firma estos desmanes, nada podemos hacer los demás.

Pero quizá, desde un punto de vista mucho más personal, lo que más me apena es la conducta anticristiana de Su Católica Majestad. Alguien que se dice católico no puede sancionar leyes como la del aborto -la actual y la que previsiblemente sancione-, la que legaliza el gaymonio, el divorcio, etc. Es inconcebible que los obispos continúen riéndole las gracias al rey campechano mientras él, con su inacción y seguidismo, está contribuyendo a destruir los pilares sobre los que se ha asentado el progreso de occidente en general y España en particular. Es inconcebible que el Tribunal de la Santa Rota conceda la nulidad matrimonial a la infanta Elena aceptando que el matrimonio no fue válido porque Marichalar no está bien de la cabeza (¡cómo se puede caer tan bajo!). La Casa Real ya no es reflejo de una vida cristiana y de fe, sino de una vida acomodaticia y servil.

Muchos han definido a Don Juan Carlos como el rey republicano y, lamentablemente, tienen más que razón. Los que elaboraron la Carta Magna ya se cuidaron muy mucho de vaciar de contenido la figura del rey, pero el rey tampoco ha hecho nada por, desde su trono, intentar que el barco no se hundiera. Y, aunque suene contradictorio, ójala Juan Carlos de Borbón dure mucho, porque España no es monárquica, sino juancarlista, y porque, visto lo visto, con el príncipe Felipe se puede cumplir aquello de que las segundas partes nunca fueron buenas.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Plan secreto para arruinar a España

Gracias al blog que el historiador Pío Moa mantine en Libertad Digital, me pude enterar de la existencia de un controvertido documento. Él, se hacía eco de una información que aparecía en el blog La Quimera y que, pese a que considero que no hay que precipitarse en el análisis de este documento, merece la pena reseñarlo y leerlo, con calma. El texto, puede parecer en un primer momento el guión de una película de intrigas políticas o incluso pasar por un documento actual. Pues, nada de eso. Pertenece al nº 105 del periódico El Restaurador, de jueves 23 de octubre de 1823. De los 28 puntos que se enumeran en el documento, el blogger de la Quimera ha extractado aquellos que más nos duelen, y que constituyen, en sí mismos, un verdadero programa de gobierno.

Cada uno, tras la lectura de dicho texto, sacará sus propias conclusiones. La primera que yo saqué tras su análisis es que la masonería, en este caso la francmasonería, sigue activa y sus postulados vigentes. Pasados casi 200 años, uno puede ver como los herederos de la Gran Logia de España continúan pensando y actuando de la misma manera y el actual Gobierno, plagado de masones, es el exponente máximo del programa desestabilizador de la sociedad que el documento recoge.

En el primer punto (punto sexto), habla de desfigurar la Religión Católica. ¿Alguien duda de que la polémica de los crucifijos, el aborto, el gaymonio y demás ataques a la fe católica del actual gobierno no intentan lo mismo?

En el punto 11 habla de abatir la agricultura por ser anti francmasónica. La no inclusión de la misma en el dislate de la Ley de Economía Sostenible lo apoya.

En el punto 12 se refiere a la utilización de la juventud. ¿Habían estado tanto como hoy los jóvenes tan aborregados?

En el punto 13, en un alarde precomunista, se proponen atentar contra la propiedad privada. La Ley sobre Internet o la citada de Economía Sostenible son sólo algunos ejemplos de la creciente intervención del gobierno de zETAp en la libertad individual.

El punto 14 lo llevamos padeciendo desde el 14 de marzo de 2004. Unas subidas impositivas constantes y una presión fiscal sin precedentes para pagar los desmanes masónicos de los miembros y miembras de nuestro gobierno.

Los puntos 15 y 16 son el fiel reflejo de nuestra sociedad. Trola, choriceo y puterio (Pio Moa dixit.) han sustituido al Libertad, Igualdad y Fraternidad. Los crecientes casos de corrupción o la promoción del homosexualismo y el feminismo mililtante a través de la ideología de género entre los adolescentes lo demuestran.

El punto 17, que empieza por se prohibirá, ya apunta maneras. Y, hoy en día, lo políticamente correcto, hace que sea prácticamente imposible buscar vías para que a los que discrepan de la línea oficial se les oiga. La censura previa -como lo ocurrido con el abucheo al himno nacional en la final de la Copa del Rey de este año- o la manipulación de la información por ciertos sectores periodísticos son el fiel reflejo de la condena que se ha impuesto al que se atreva a denunciar la realidad.

El punto 18 y la actual crisis económica parececen hermanos. La excesiva avaricia y el engaño al ciudadano de a pié no son sino otra forma de saquear al pueblo.

Como bien dice el punto 19, hay que saquear a unos para dárselo a quien ellos quieran. El estatuto de Cataluña o la Financiación Autonómica no es más que saquear al pobre para dárselo al rico. O dicho de otra forma, saquear al enemigo para dárselo al amigo.

El punto 20 parece el más peligroso, porque supone utilizar a las fuerzas del orden en los propios intereses, masónicos en este caso. El caso Faisan o la trama del 11M apoyan esto.

El punto 22 y las concesiones nacionalistas actuales se dan la mano. Poco que comentar aquí la verdad.

El punto 24 es toda una declaración de intenciones. Y, eso sí, nuestro gobierno, para que no se note mucho, lo ha llamado Educación para la Ciudadanía, pero que, en última instancia, recoge todo el anterior programa político que, desde la primaria, ya es inculcado en las cabezas de los niños.

Resumiendo, lo dicho. La masonería, pese a que algunos no lo quieran ver, está detrás del cambio de régimen y del modelo social que se está produciendo en España. Como bien señala la autora del blog en el que se hace referencia a este texto, es posible que este documento no sea 100% veraz en cuanto a su vinculación con la masonería, y como ya he señalado antes, no se trata de analizarlo como si fuera un acreditado documento histórico. Lo que si es cierto, es que este texto es real y que, las similutes con la actualidad son más que sospechosas.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Europa nunca volverá a ser lo que una vez fue

Los animos están soliviantados. Y no es para menos. Aunque sólo sean algunos los que de verdad se estén dando cuenta del problema. El referendum suizo sobre los minaretes de las mezquitas no es más que una llamada de atención por el hartazgo que está produciendo en la población la desidia de las elites sociales europeas, más preocupadas por el buenrollismo y el relativismo moral que por defender las bases que hace tiempo hicieron de Europa un continente digno de admiración, y del que hoy en día se chotea hasta el más impresentable.

Desde el imperio romano, pasando por Carlomagno y el Sacro Imperio, Europa, pese a las recurrentes contiendas vecinales, siempre se habia caracterizado por asentar su progreso en la tradición judeocristiana, todo lo bueno -y a veces lo malo, mal que nos pese- se hacía en nombre de una serie de valores que todos, españoles, franceses, alemanes, italianos o austriacos consideraban irrenunciables. Sin embargo, ese espíritu comenzó a decaer hace años, incrementandose la velocidad de un tiempo a esta parte.

Hoy en día, la clase política, las élites culturales, y, en definitiva, todo aquel que de una u otra forma influye en el ciudadano de a pié está enviando un mensaje muy claro: nosotros meamos sobre la tumba de nuestros padres, así que haz tu lo mismo. Este eslogan inventado pero cierto, se basa en que los cimientos sobre los que se organizó la sociedad occidental son más o menos despreciables y que no merecen defensa frente a otras formas de pensar. En definitiva, se trata de que, ante un problema, no se sabe de que punto partimos.

La amenaza de islamización europea está a la vuelta de la esquina y, como nuestros vecinos centroeuropeos sabe, no se resuelve untandoles de subvenciones o permitiendoles abrir mezquitas por doquier. Los musulmanes saben que nuestra clase política es débil porque ha renunciado a defender una serie de valores, y no dudan en utilizar esa debilidad para conseguir sus objetivos. La reacción suiza es comprensible, y perfectamente legítima. Los ciudadanos no son una masa amorfa a la que le da igual ocho que ochenta. Quieren sentirse seguros y defender una forma de vivir que les ha dado estabilidad, progreso y libertad.

Ójala naciones como Francia -que ya se ha interesado por celebrar un referendum como el suizo- continuén la senda de la Confederación Helvética, aunque sólo sea como llamada de atención a una clase política, muy preocupada por tonterías como la Alianza de Civilizaciones, pero que, en última instancia no hace más que bajarse los pantalones una y otra vez porque no es capaz de defender la libertad frente al totalitarismo.

P.D. Como siempre, España por detrás del mundo y, mientras en Europa ven ya la amenaza en la puerta de casa, aquí nos dedicamos a apoyar la creación de partidos islámicos, inspirados en el Corán y cuyo eje vertebral es la Sharía. Toda una Alianza de Civilizaciones.

martes, 13 de octubre de 2009

"Pax vobis", Obama dixit

La degradación moral de nuestra sociedad occidental está en un punto de no retorno. Siento empezar con esta frase tan pesimista, pero, poco a poco, uno ve como los valores que hace años a uno le hacían sentirse orgulloso de sus orígenes, hoy han sido volados por los aires y sustituidos por otros con el mismo origen: el relativismo. La concesión del Nobel de la Paz a Obama no hace sino confirmar los peores augurios respecto al desastroso devenir del llamado Primer Mundo.

Podríamos empezar diciendo que, en los últimos años, los premios Nobel, en cualquiera de sus categorías, han perdido el prestigio que un día pudieron tener, más que nada porque se han convertido en un reflejo de lo políticamente correcto. Y, es en ese marco, donde podemos encuadrar el Nobel a Hussein Obama. No hace falta ser lince para darse cuenta de que este galardón es, en primer lugar, prematuro. Con sólo dos años en la Casa Blanca, independientemente de las afinidades políticas, a Obama no le ha podido dar tiempo a hacer nada por la Paz en el mundo. Y no es que este señor tenga una trayectoria anterior a la Presidencia de los EEUU, sino que es un total desconocido, así como lo son sus supuestas acciones en pro de la convivencia pacífica de los pueblos.

En segundo lugar, su supuesta lucha contra las armas nucleares no es tal, puesto que EEUU cpntinúa incrementando su arsenal nuclear. Puede ser que las mentes lúcidas que conforman el jurado hayan considerado como un paso para la paz, el abandono del escudo antimisiles, cosa discutible si les preguntamos a países como Polonia, que veían en ese escudo la forma más efectiva para mantener la integridad de su territorio. Que existan armas no quiere decir que haya que usarlas, si no que simplemente sirvan para disuadir a ciertos elementos de quebrar la paz existente.

De todas formas, la paz no solo se refiere a estar en contra de las armas nucleares, sino que en la política más, digamos, de a pié, se pueden hacer muchas cosas por la paz. Por ejemplo, no facilitando el aborto. La reforma de la sanidad que prevé la paloma negra supondrá un espaldarazo a las clínicas abortivas, rompiendo la paz de los no nacidos. Y así podríamos seguir enumerando un sin fin de cosas que hacen cuestionar este prematuro galardón.

¿No había nadie con mejores credenciales para haber sido distinguido con el Nobel de la Paz? Seguramente sí. Entre ellos muchos ciudadanos anónimos que se juegan diariamente la vida por llevar la libertad a los que no la tienen. Y es que la paz no se puede lograr sin la libertad. Ójala hechos como este nos ayuden a reflexionar sobre el camino de autodestrucción que estamos siguiendo. Sólo así, tal vez, podamos revertir el estercolero moral en que se ha convertido nuestra sociedad.

viernes, 4 de septiembre de 2009

¿Qué pasa en Afganistán?

Seguro que si preguntamos a más de uno por la misión de nuestro ejército en Afganistán, la respuesta más común será la indiferencia por desconocimiento. Y es que lo que está sucediendo en ese país de Asia ha sido manipulado hasta la saciedad para evitar decir que se está en una guerra, con todo lo que ello supone.

No es objeto de este post plantear la legitimidad de las guerras, pero, es curioso ver cómo vividores como los de la ceja, antaño en contra de la guerra de Iraq, nada dicen de esta otra guerra, en la que a diferencia de la del país del medio oriente, en Afganistán estamos participando desde el principio y ha habido bajas de militares en acto de servicio. El diferente rasero con el que las izquierdas sociales suelen medir los actos, es palbable en el silencio actual respecto a lo que ocurre en Afganistán.

Sin embargo, al margen de lo que puedan decir los titiriteros subvencionados, creo que es necesario plantearse una pregunta: ¿qué pasa en Afganistán? La guerra de Afganistán se inició como respuesta de los EEUU a los ataques terroristas del 11S. El gobierno estadounidense centró su desesperación en los talibanes, a los que otrora apoyó en su guerra contra la URSS, y a los que acusaba de esconder a Osama Ben Laden, cerebro de los atentados. Muy resumidamente, podemos decir que el objetivo primario no se consiguió (Ben Laden sigue, supuestamente, vivo), pero, por contra, de forma más o menos acertada, se desalojó a los talibanes del poder (Mula Omar et alli.).

La misión, por tanto, en Afganistán cambió. Ya no se trataba de buscar y aniquilar al lider de Al Qaeda (posiblemente escondido por el aliado gobierno de Pakistán), sino de instaurar una democracia en el país, cosa que no ha ocurrido, como podemos comprobar. Y la respuesta a esa ineficacia hay que buscarla en que la alternativa democrática que pretende occidente está sin sustentar en los valores que la hicieron surgir como sistema de gobierno. Y, claro está, la población prefiere lo malo conocido (la sharia) que lo bueno por conocer. ¿Alguien en su sano juicio puede apoyar un sistema que permite el asesinato de niños, la sodomía, la persecución del hecho religioso, la corrupción, etc.? La vuelta de los talibanes no es sino la respuesta ante una imposición externa carente de moral y valores.

España, junto a otros países occidentales, está participando con su ejercito en una guerra sin el más mínimo atisbo de ser ganada. Primero, porque nuestro ejercito está allí como si fuera una ONG. Segundo, porque la población no apoya la intromisión externa. Tercero, porque los talibán nunca se fueron. Y cuarto, y más importante, porque la alternativa que representa la democracia a la occidental ha perdido sus valores de origen. En palabras de Benedicto XVI: "el relativismo moral socava la labor de la democracia". La verdad es que esto requiere una profunda reflexión. A ver quien empieza.

viernes, 21 de agosto de 2009

¿Por qué les molestan los crucifijos?

En el marco de la ofensiva laicista del gobierno socialista de zETAp, nos sorprendía el pretendido moderado Caamaño, masón y Ministro de Justicia, con el anuncio de que iban a retirar cualquier referencia religiosa de los colegios públicos. Vuelven, de nuevo, en su línea manipuladora, a tergiversar una realidad y, lo que es más grave, la ley.

Para empezar, diremos que en la mayoría de colegios publicos no queda ni rastro de catolicismo. Vamos, que los crucifijos fueron retirados hace ya bastante tiempo de las aulas. En cambio, es muy común ver murales y dibujos con simbología oriental, tántrica o sincrética. Será por aquello de la New Age. Y no olvidemos las polémicas suscitadas en algún colegio en las pasadas fiestas navideñas respecto a la colocación de belenes, todo un alarde de tolerancia por parte de la dirección de dichos centros educativos con la excusa de no ofender sensibilidades.

Entonces, ¿a que viene ahora lo de quitar los crucifijos? No nos engañemos, detrás de este ataque gratuito a los católicos se encuentra la insistente política del gobierno zetaparo de eliminar de la esfera pública todo lo que suene a católico. No nos extrañe que próximamente prohiban exhibir en las solapas de las chaquetas pines en forma de cruz, a los sacerdotes llevar alzacuellos o sacar al santo de turno en procesión por las calles. Me pregunto, si esto ocurre, si se atreverán a prohibir que las mujeres musulmanas vayan con la cabeza tapada, o que los judios lleven kipá. Más que nada por aquello de la igualdad ante la ley.

En el fondo, la polémica suscitada por los crucifijos no es más que un hito más en el camino hacia la imposición de la ideología masónica. Y la cruz, símbolo de libertad y de triunfo, se convierte en una barrera muy grande para sus propósitos. La cruz no supone una amenaza ni para la educación ni para la separación Iglesia-Estado, pero si es una llamada de atención ante tanto hedonismo y egoismo, ante tanto vacío moral. El crucifijo molesta en cunato que se opone a su ideología totalitaria y relativista, clamando por la Esperanza y la Verdad.

Sin embargo, concedámosles pulpo como animal de compañía. Si el crufijo simboliza una ideología y, según dicen, hay que ser neutros, ¿qué demonios hacemos con Educación para la Ciudadanía? Desde la Formación del Espíritu Nacional no se había visto mayor intento de manipular las conciencias de los alumnos. Y lo mismo se puede decir de tantas charlas como las que enseñan a poner un preservativo en un plátano o te explican como sodomizar sin riesgo. Por no hablar de tantos contenidos transversales en materias serias (lengua, matemáticas, ciencias, etc.) que no dejan de inyectar en vena ideología de género. Si no se quiere ideología, que no la haya de ningún tipo, pero que dejen de tomarnos el pelo.

Me temo que estamos en pleno campo de batalla, y la inminente Ley de Libertad Religiosa no hará más que dar pista libre por ley a los enemigos de la libertad, que normalmente son también de la Iglesia Católica. En Facebook, se ha creado un grupo de apoyo al crufijo. Iniciativas como esta pueden hacer mucho bien en la opinión pública, adormilada por la tríada trola, choriceo y puterio (Pío Moa dixit) que este gobierno nos va dando en cápsulas. Y, ya que estamos diciendo lo que nos molesta, a mi me molesta la señora De la Vogue, cada vez que sale en la televisión suele ser a la hora de comer. Por favor, por caridad masónica que no lo vuelvan a hacer.

lunes, 10 de agosto de 2009

El papel del Estado (III): la educación

A punto de comenzar un nuevo curso escolar, los padres se introducen en su particular "cuesta de agosto". La compra de uniformes, chándals, zapatillas, libros de texto, diccionarios, estuches, pinturas, lapiceros, etc. suponen un duro palo para la economía familiar, que llega maltrecha tras el periodo estival donde los excesos están a la orden del día. Pero quizá, la decisión más dificil que han de tomar estos aguerridos padres no es si la carpeta de la niña debe llevar la foto del cantante de moda, si no más bien a qué colegio llevar a los hijos.

Cuando un padre se enfrenta a la decisión de elegir un colegio para su hijo, se encuentra en el camino con diversas trabas que no permiten ejercer el derecho de libre elección. Los criterios de renta, de cercania del domicilio familiar, etc. no son sino criterios arbitrarios que limitan, por un lado, la libre competencia y por otro la libertad de elección. En este primer punto, la libertad de los padres se ve cohartada por al burocracia estatal.

El sistema educativo español es bastante particular. La mayoría de las instituciones docentes son colegios concertados, es decir, colegios dirigidos en su mayoría por órdenes religiosas o diréctamente por la Iglesia Católica- que reciben subvención, pero ... ¿a cambio de qué? La asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC) ha revelado las intenciones "ideologeizantes" de los gobiernos. Se pretende, de esta forma, formar conciencias a través de la educación que, no nos engañemos, es pública en más del 90% de los casos porque la subvención a los colegios concertados es una forma de eliminar su libertad de cátedra en favor de los criterios del gobierno de turno.

En este punto vemos como esa presunta libertad desaparece. Los padres no pueden elegir el centro educativo y, aunque puedan hacerlo, sus hijos se verán manipulados ideológicamente. Volviendo a EpC, ¿qué derecho tiene el gobierno para manipular ideológicamente a los alumnos? Si unos padres deciden llevar a sus hijos a un colegio católico, lo eligen ellos. De otra forma lo hubieran llevado a un colegio público. Si unos padres deciden que su hijo curse la asignatura de religión Católica, lo eligen ellos. De otra forma lo hubieran matriculado en otras materias alternativas. Lo que quiero decir es que nadie entiende porque la moral y ética del gobierno debe ser obligatoria. Y, la verdad, a este debate poco o nada ayuda la forma en que la FERE (la Federación de Religiosos de la Enseñanza y que agrupa a la mayoría de colegios católicos) se ha plegado al discurso socialista. Será por aquello de no morder la mano que te da de comer ...

La solución a este intervencionismo educativo tan obvio pasa, por un lado, por introducir medidas como el cheque escolar, de manera que los padres puedan elegir libremente el centro educativo al que llevar a sus hijos, y, por otro, reconocer legalmente la figura del homeschooling. En este artículo, Pablo Molina nos hace una breve descripción de lo que es y lo que supone "el aprendizaje en casa".

Los datos del último Informe PISA (2008), no dejan mucho margen al optimismo. Muchos "expertos" ya han hablado de las causas, pero pocos de las soluciones. Quizá alguien debería decirles que sobra ideología y falta conocimiento.

jueves, 30 de julio de 2009

El "expediente" Masiá

Esta semana nos hemos enterado, he de decir que en mi caso de forma sorpresiva, de que el todavía sacerdote y jesuita Juan Masiá había sido "invitado" por su superior provincial a no continuar con sus labores periodísticas fuera de Japón. Es por ello que ha decidido cerar temporalmente su blog en Religión Digital.
En primer lugar, puede que alguno no curtido en la blogosfera religiosa no conozca a este impresentable. De forma resumida podemos decir que Juan Masiá es un sacerdote y jesuita con una teología propia, en la que mezcla elementos sintoistas, taoistas, budistas y, en menor medida, cristianos. En sus escritos se sirve de la Palabra de Dios para tergiversarla y acomodarla a su visión sincrética del hecho religioso. Como muestra de su heterodoxia rayante con la herejía, este todavía sacerdote y jesuita mantiene que, en ciertos casos, el aborto es aceptable, que la selección de embriones es lícita para salvar otra vida, que la resurreción de Cristo no se produjo de manera real o hace decir a Jesús en la última cena lo siguiente: “Madre, dice Jesús desde el otro lado de la mesa, tú ya sabes, por la experiencia de cuatro partos que tuviste, que cuando la mujer va a dar a luz se siente triste, porque le ha llegado su hora; pero, cuando nace la criatura, ya no se acuerda del apuro, por la alegría de dar nueva vida al mundo” .

La última fechoría de es te individuo la podemos leer en Religión Digital, donde en una carta de agradecimiento a los apoyos recibidos (pobre gente), se iguala al mismo Jesús utilizando las Escrituras. Todo un ejemplo de humildad. Y de soberbia y falta de obediencia -carisma fundacional de la Compañía de Jesús- pues continúa errando en una página web que lleva su nombre. Vamos, que se ha pasado la "invitación" por el forro.

Este todavía sacerdote y jesuita hace mucho tiempo que tenía que haber sido despojado de su orden ministerial y expulsado de la Compañía, no sólo por sus desviaciones doctrinales, sino por su insistencia en el error. Y el problema es que lo que se ha hecho ahora es un quiero y no puedo, un si pero no que lo único que hace es que individuos como el inefable Vidal (director de Religión Digital) o su fiel lacayo Bastante lo llamen profeta.
Quien no se crea que lo hecho no servirá de nada, el médico anestesiólogo del Hospital Severo Ochoa de Leganés y presidente de la Asociación "Morir Dignamente", Luis Montes, defenderá en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) la eutanasia y el suicidio asistido, en reconocimiento legal del derecho a la disposición de la propia vida en el curso magistral "Eutanasia y suicidio asistido. Un derecho del siglo XXI", que dirigirá del 10 al 14 de agosto en Santander. Entre los invitados a dar una conferencia se encuentra Juan Masiá, quien en su día felicitó al doctor Montes por no haber sido condenado por realizar sedaciones irregulares en las urgencias del hospital Severo Ochoa de Leganés. Dios los cría y ellos se juntan.

jueves, 9 de julio de 2009

Caritas in Veritate

La última encíclica de Benedicto XVI, la tercera de su pontificado, no podía haber sido más oportuna. Inmersos en una crisis económica, con orígenes morales claros, el Santo Padre ha querido actualizar el mensaje de la Esposa de Cristo en cuanto a lo que se ha venido en denominar "Doctrina Social de la Iglesia". Pese a los intentos de los llamados "progres", eclesiales y no eclesiales, de manipular lo que el Papa Ratzinger nos ha querido transmitir, "Caritas in Veritate" supone una continuación del Magisterio de la Iglesia, en la misma línea que encíclicas como Populorum Progressio.
El documento pone de relieve que "la Caridad en la Verdad es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de la persona y de la humanidad. Solo con la caridad, iluminada por la razón y por la fe, es posible alcanzar objetivos de desarrollo dotados de valor humano". "Es necesario un estilo de vida distinto por parte de toda la humanidad, en el que los deberes de cada uno con respecto al ambiente se entrelacen con los de la persona considerada en sí misma y en relación con los demás". Estas ideas, que parecen de lo más obvio, constituyen la idea central que explica la decadencia social de occidente en su conjunto, y de la experiencia cristiana y católica en particular. Es preciso la vuelta del Hombre a Dios -la única Verdad- pues sólo así la Caridad tendrá verdadero sentido.
Cuando el Papa habla en la encíclica de economía, evita referirse a capitalismo o socialismo. Con ello revela, una vez más, su gran altura intelectual pues, de esta manera señala al hombre por si mismo como culpable, y no al sistema económico concreto. Está claro que la economía de libre mercado es la que garantiza una mayor prosperidad al individuo y es por ello que, siguiendo la línea de Juan Pablo II Magno, volvemos a leer lo de la subsidieriedad del Estado, otorgando así a las decisiones individuales del hombre el papel central, quedando el Estado para cubrir ciertos aspectos a los que el mercado, cuando está en desequilibrio, no llega.
Sin embargo, hay un aspecto en "Caritas in Veritate" que puede dejar, como es mi caso, a más de uno descolocado. Y es el llamamiento a esa figura internacional que lidere el cambio. Yo tengo muy claro que mi único "lider" es Jesús de Nazaret. No necesito que una panda de burócratas masones (la ONU) me lidere. Ellos que se dediquen a tonterías como el cambio climático o la defensa de los supuestos derechos de los homosexuales. Y aquí, en la Tierra, ese lidrazgo lo debe encabezar la Iglesia Católica, Apóstólica y Romana. A través de líderes políticos y económicos que desarrollen su actividad conforme al Evangelio y el Magisterio de la Iglesia, la sociedad será mucho más caritativa teniendo como fin último la Verdad (Encíclica Quanta Qura).
Por útlimo, señalar que "Caritas in Veritate", sin duda, pasará a la historia, no sólo porque supone apuntalar la Tradición de la Iglesia en cuanto a su modelo de sociedad, sino porque sienta las bases para que los hombres de buena voluntad se den cuenta de sus errores y sepan que el Amor sin tener presente la Verdad, es un acto bonito pero sin transfondo, y que, en última instancia, puede acarrear consecuencias poco deseables.

jueves, 2 de julio de 2009

El papel del Estado (II): la economía

A pesar de que nos estén intentando convencer de lo contrario, la actual crisis económica -más de bien de valores- no se deriva del fracaso de la economía de mercado, sino más bien del llamado estado social, es decir, un pseudosocialismo revestido con pretendidos tintes liberales que no ha hecho más que facilitar la labor a los estafadores y especuladores y permitir que los otrora marxistas se hayan enriquecido a costa de las llamadas clases medias.
Ha quedado más que demostrada la ineficacia de los organismos reguladores (SEC y demás bancos centrales nacionales), cuya actividad se ha limitado en los últimos años ha hacer la vista gorda en operaciones de elevadísimo riesgo y a permitir la titulización de activos basura por parte de las entidades financieras. Por otro lado, no debemos olvidar que la política iniciada por el putero Clinton de una casa para cada familia, ha ocasionado que los tipos de interés se hayan mantenido articialmente bajos, ocasionando los problemas en la devolución de hiptecas cunado estos han subido en familias que no tenian ninguna garantía de devolución.
La explotación vía impuestos de las clases medias no es tampoco baladí. En el caso español, sàlvo el periodo de Aznar en el que la presión impositiva se redujo considerablemente, en los últimos años hemos sufrido en carnes propias cómo para mantener a diversos lobbies (gay, ecologistas, feministas, sindicatos, titiriteros, etc.) nos han exprimido considerablemente, volviendo de nuevo a la sociedad de la subvención y del jeta.
Todas estas ineficiencias, y más que se nos podrían ocurrir, revelan un afán de los políticos (el Estado) por intentar dirigir las decisiones económicas individuales legítimas de los ciudadanos y, por tanto, introducen desajustes graves que traen como consecuencia situaciones como la actual. La economía se ha mantenido artificialmente en desequilibrio por la intervención estatal, provocando que el óptimo nunca se haya alcanzado. El libre mercado, en términos de la escuela austriaca (Von Mises et ali.), es, hoy en día, una quimera, pero debemos avanzar en una mayor liberalización económica que permita a los individuos (y empresas) fijar las condiciones a su libre albedrío, sin la sombra constante de un papa estado que, generalmente, sabe muy poco de economía.
En este sentido, la intervención estatal en las decisiones económicas debería reducirse a la simple recaudación racional de impuestos (preferiblemente indirectos). El mercado, si se le deja actuar libremente alcanzará por inercia el equilibrio, corrigiendo cualquier desviación o ineficiencia que se produjera.

jueves, 25 de junio de 2009

El papel del Estado (I)

La verdad es que nuestra sociedad occidental, y especialmente la española, está muy acostumbrada a que al menor de los problemas, papa estado venga a nuestro rescate. A los políticos, ya sean de uno u otro lado, se les llena la boca diciendo que nuestra democracia es liberal y demás mentiras que el vulgo poco adiestrado se las cree, y no porque sepa qué supone, sino porque se está muy bien viviendo a costa de los demás.
Centremonos en el caso español, pues, por ahora, es donde vivimos. Alguno se escandaliza cuando historiadores como Pío Moa o Ricardo de la Cierva señalan con pruebas que la libertad de la que gozaban los ciudadanos bajo el régimen del general Franco era mucho mayor que la que venimos "disfrutando" desde que estamos en democracia (si estamos o no en una democracia es tema de otro post). Los multimillonarios rescates bancarios y de otros sectores como el automovilístico a costa del contribuyente en el plano económico o la asignatura de Educación para la Ciudadanía son un claro ejemplo de que los politicastros que nos gobiernan no buscan más que interferir en la vida de la gente. No se trata de otra cosa mas que de nuestra libertad.
Superaría las pretensiones de este primer post -que es una introducción- empezar a enumerar las numerosas intromisiones que los individuos que nos gobiernan, en nombre del Estado, vienen perpetrando en contra de nuestra libertad. Sin embargo, creo que es conveniente explicar bajo qué marco expondré los hechos. Está claro que alguien de ideología, digamos, marxista, entiende el poder del estado como paso previo al poder del proletariado. Lo que ha pasado es que esta gente pronto se dio cuenta que se está muy bien en las poltronas. Para alguien que está en posiciones, digamos, más tradionalistas, entiende el estado como garante del orden natural. En ambos casos, se otorga al Estado un papel que no le corresponde, es decir, de canal transmisor de la ideología de los gobernantes a la sociedad.
La premisa de partida es sencilla. Tanto en el ámbito económico como social el Estado NO debe intervenir. Deben ser los propios individuos los que, en el ejercicio de su libertad, decidan. A partir de aquí, en próximos posts analizaremos las alteraciones que el papel cada vez más intenso del Estado introduce en las legitimas decisiones autónomas de los ciudadanos en cuanto a la economia, la educación, la familia y la religión.

martes, 16 de junio de 2009

El problema de Irán

Pese a que pueda parecer lo contrario, el nivel cultural de la sociedad iraní es mucho más elevado que el que podemos encontrar en ciertas democracias occidentales, o incluso en algunas regiones de España. Sin embargo, ese desarrollo cultural no ha ido acompañado de un desarrollo social, en un país donde la inmensa mayoría chií no ha permitido que la gente prospere y, por tanto, estamos hablando de un país anclado en el medievo donde las "autoridades religiosas" controlan todos los aspectos políticos, judiciales, militares y, obviamente, religiosos.

La reciente farsa de elecciones a las que hemos asistido en la antigua Persia demuestran que Irán no es una democracia, pese a que algún iluminado planetario nos quiera vender otra cosa con la Alianza de Civilizaciones. Los clérigos chiíes eliminaron a cerca de 500 candidatos a esas "elecciones", dejando como alternativas a los que ellos consideraban idoneos para servir a la República Islámica de Irán. No es posible en estas condiciones hablar de candidatos moderados en una terna avalada por clérigos radicales. Es indiferente que hubiese ganado Musavi, la amenaza a la estabilidad de la zona continuaría.

Ahmadineyad, un individuo cuya obsesión es borrar a Israel del mapa, la única democracia real de Oriente Próximo, es un peligro real, y Occidente no puede permitir que un régimen teocrático pronazi, al frente del cual está un individuo que niega la Soah, pueda llegar en un día no muy lejano, si es que no dispone ya de ello, a contar con armamento nuclear. Declaraciones como las de Hussein Obama (recordemos su ascendencia musulmana) no ayudan para nada. El dialogo con este tipo de individuos no es posible, y si no que se lo pregunten a los israelíes que viven con la amenaza constante de grupos terroristas financiados por Irán (Hizbulá, Yihad Islámica).

La situación con respecto a Irán es bastante preocupante, pero mientras cuente con la carta blanca que le conceden tantos regímenes como los de Chávez, Morales, Castro e incluso el de los Gobiernos turco o español, este tiparraco de Ahmadineyad se sentirá respaldado para continuar con sus amenazas a Israel. Muchos paises occidentales se lamentaban de la situación anacrónica que sufría Persia bajo el régimen del Sha. Lástima que sean pocos ahora los que vean el peligro real que presenta la Teocrácia de la República Islámica de Irán.

jueves, 4 de junio de 2009

La errónea fama sindical

Pese a que el gobierno pretenda maquillar los datos, la situación laboral de España dista mucho de ver los famosos "brotes verdes". Y es que, con la tasa de paro más alta de la UE-27, no hay mucho margen para el optimismo.
En este contexto se habla de que es necesario reformar el mercado laboral español, y uno de los puntos claves es el de los salarios. Así surge la siguiente pregunta: ¿es posible elevar las tasas de salarios para todos los que desean ansiosamente encontrar trabajo, por encima de lo que ellos hubieran obtenido en un mercado de trabajo sin trabas.
Está muy extendido entre la opinión pública la idea de que la mejora de las condiciones de los asalariados es una conquista de los sindicatos plasmada en ciertas medidas legislativas. De esta forma el aumento en los salarios, así como la disminución en las horas de trabajo, la prohibición de trabajar para los niños y otros muchos cambios serían consecuencia de la acción sindical y la legislación. Como la gente cree que debe al sindicalismo su alto nivel de vida, se perdona la violencia, la coerción y la intimidación del sindicalismo y también se ven con indiferencia esas trabas a la libertad personal que ahora subsiste en las cláusulas sindicales como la de exclusión y la de no contratación fuera del sindicato. Mientras estas falacias prevalezcan en las mentes de los votantes, no se puede esperar una completa desaparición de esas políticas que erróneamente se han dado en llamar "progresistas".
Por tanto, debemos preguntarnos cuál es la causa del desempleo. Para empezar diremos que la tasa de los salarios que permite que todos aquellos que necesitan trabajo puedan obtenerlo, depende de la productividad marginal del trabajo, es decir, de la contribución del trabajador en la utilidad del producto o servicio.
Mientras más capital se invierta, ceteris paribus, se obtendrá mayor aumento en los salarios en un mercado libre, no controlado por el gobierno o los sindicatos. Con estas tasas de salarios en dicho mercado, todos los que desean trabajo lo pueden obtener. En un mercado de trabajo libre siempre existe la tendencia hacia la plena ocupación. En realidad, la política de permitir que el mercado libre determine el nivel de los salarios es la única política razonable y exitosa de pleno empleo. Si las tasas de salarios sobrepasan dicho nivel, ya sea por medio de la presión y compulsión sindicales o por decretos gubernamentales, se desarrollará entonces el desempleo indefinido de una porción de la fuerza de trabajo potencial.
Detectada una de las causas del desempleo (el desajuste de los salarios), la solución está al alcance de la mano, es decir, la desaparición de los sindicatos como lobby. Cosa que, por cierto, no sería muy complicada si dejasen de recibir subvenciones del gobierno, pues, con lo que recibirían de sus exiguos afiliados no les daría ni para comer.

jueves, 21 de mayo de 2009

Los de los 100 años de honradez anticatólica

La verdad es que no se de que nos sorprendemos. Tenemos lo que nos merecemos y no creo que la situación vaya a cambiar en el corto plazo, más que nada porque la alternativa real sería más de lo mismo. Esta noche a las 00:00 h comienza la campaña electoral para las elecciones al Parlamento Europeo del 7-J y, como calentamiento a tan noble evento, los "compañeros" del PSOE nos han deleitado con un video electoral de lo más abyecto, repugnante y demás calificativos que se nos ocurran. Propio de sinvergüenzas que, además, se jactan de ello.

El video nos presenta estereotipos que la izquierda ha venido difundiendo desde siempre sobre qué supone ser conservador, o, como poco, defender una serie de valores que estos chiquillos de los cien años de honradez se dedican a atacar reiteradamente. El considerar la homosexualidad como enfermedad, el culpar a los inmigrantes del paro, la privatización de la sanidad, etc., son los ataques típicos de los marxistas contra la supuesta derecha. Sin embargo, los herederos del Frente Popular (ellos mismos así se consideran) vuelven a la carga con algo que, si bien nunca había desaparecido de su ideario, había permanecido en letargo: el ataque directo a la Iglesia ,en este caso representada en un sacerdote.
Vienen a decir los colaboradores de la ETA que la Iglesia católica quiere que en "Europa haya sólo una religión". Bien. Podríamos decir que lo mismo quieren ellos con EpC y, en este caso, no estaráimos mintiendo. Mentir está en la esencia de este partido, pero querer mostrar una imagen que no es para nada la real roza ya el insulto. La Iglesia católica, gracias al Concilio Vaticano II, reconoce la libertad religiosa como derecho intrinseco a la naturaleza humana. No creo necesario perdernos en las justificaciones teológicas que están detrás -posiblemente el analfabetismo "progre" no las entendería-, pero baste decir que la Iglesia nunca renunciará a difundir el mensaje del Evangelio, pero respetará a aquellos que decidan no acogerlo.
Creo que para la mayoría de la sociedad está bastante clara cuál es la posición de la Iglesia católica respecto a la libertad religiosa, pero, seguramente, los de las chekas añoran aquellos tiempos en los que asaltaban conventos, quemaban iglesias y asesinaban a sacerdotes y religiosos. No es lícito moralmente, lo que revela la calaña moral de los sociatas, que intenten retornar a posiciones trasnochadas respecto de la Iglesia católica. Esta gente no es para nada homologable a la socialdemocracia europea. ¿Se imaginan que en España los sacerdotes fuesen funcionarios como ocurre en Suecia con los pastores calvinistas?

martes, 12 de mayo de 2009

La infamia de los infieles

Habida cuenta de las palabras del juez supremo de las cortes islámicas de Jerusalem ante el Santo Padre, creo que a nadie le cabrá duda de que los verdaderos responsables de la situación que se vive en Tierra Santa no son ni más ni menos que los musulmanes. Mientras el papa abogó por el diálogo, el jeque, que se encarga de repartir justicia conforme a la sharía, arremetió duramente contra Israel.

Sus palabras antisemitas revelan el verdadero calado moral de la mayoría de los musulmanes, para los que la única solución posible es el exterminio del Estado de Israel y, por ende, del pueblo judio. El maximo exponente de esta posición claramente racista se encuentra en el presidente iraní, un individuo que repetidamente ha negado la Shoah pero que parece contar con carta blanca por parte de numerosos países occidentales.

El diálogo con estos señores debería estar moralmente vetado a los que desean la paz. Igual que no se puede negociar con los terroristas de ETA, tampoco se puede dialogar con los que cargan de explosivos a sus propios conciudadanos para que los hagan estallar en cualquier calle o reiteradamente hacen llamamientos a la yihad. Con estos tipejos no hay nada de que hablar.

Sinceramente, no creo que, tras la visita del Santo Padre a Tierra Santa, la situación cambie sustancialmente, sobretodo si tenemos en cuenta que, mientras los musulmanes no cambién de discurso, los judios continuarán amenazados y los escasísimos cristianos que aún quedan en la zona amedrentados y anulados socialmente.