lunes, 5 de julio de 2010

España manchada con sangre de inocentes

Continúa la otrora nación llamada España en su huida hacia adelante y hoy 5 de julio de 2010 escribe una página más en su reciente historia. Una página que hoy más que nunca se tiñe de sangre, de la sangre de los más inocentes e indefensos, de aquellos a los que no se les dará la oportunidad ni siquiera de decidir sobre su propio futuro porque ya se ha decidido por ellos antes de que nazcan. Hoy es un día negro para todos aquellos que defendemos la vida desde el mismo momento de su concepción, porque se consagra de hecho y derecho el supuesto derecho al aborto, el holocausto silencioso del siglo XXI que se lleva por delante cada año la vida de millones de seres humanos inocentes a los que sí se les ha denegado un derecho basico y esencial: el derecho a vivir.

El panorama que se plantea ahora en el territorio de la extinta nación española es desolador, porque se otorga carta de legalidad a la muerte del inocente frente al fuerte. El cambio cultural y juridico es de calado, porque con la nueva ley, se legitima la violencia, incluso con consecuencia de muerte de un ser humano. La solución final diseñada por parte de las mentes preclaras que nos gobiernan, pasa por eliminar aquello que no se considera apto desde el punto de vista del hedonismo y materialismo reinante y, lo peor, es que no se han dado cuenta de que muchos de ellos no estarían aqui de haber estado vigente esta ley cuando ellos nacieron. Una lástima. Pero es que estos individuos, alentados por lobbies deleznables y faltos de escrúpulos, se creen con el derecho a decidir sobre qué es o qué no es una vida humana, desoyendo las opiniones de la ciencia seria y obviando el principio de ante la duda, mejor no tocarlo. 

Y mientras nos dedicamos a matar a inocentes cual Herodes de tres al cuarto, conocíamos recientemente que la natalidad en España cae un 5% tras una década de crecimiento constante. Según se desprenden de los datos del estudio, el descenso en el número de nacimientos en España fue resultado del efecto combinado de una reducción progresiva del número de mujeres en edad fértil y de una menor fecundidad. La cultura imperante, eminentemente egoista y promotora del bienestar propio, es la que provoca que las mujeres retrasen cada vez más el momento de quedarse embarazas, si es que deciden hacerlo, y, en tal caso, la media no llega a más de un hijo por mujer, con lo que el relevo generacional es imposible. Ni siquiera la llegada de inmigrantes ha conseguido paliar esa deriva autodestructora. La masculinización forzada de las mujeres ha provocado que estas hayan perdido ese instinto maternal natural y lo hayan sustituido por un egoismo machista impropio del genero femenino que ve en la llegado de los hijos un obstáculo para su masculinización total.

En el otro lado del delito moral se encuentran los profesionales de la medicina. La nueva ley abortista limita la posibilidad de objetar en conciencia, convirtiendo a los médicos en carniceros, y prevée la elaboración de unas listas con los médicos objetores, una auténtica lista negra que atenta contra otro derecho fundamental cual es la objeción de conciencia. De todos modos, los individuos que se dedican a matar no deberían ser llamados médicos, porque un médico está para salvar vidas, no para destruirlas. Además, que como terroristas cobardes que disparan por la espalda, estos individuos se atreven con quien no puede defenderse. Valientes asesinos esta gentuza.

Es incuestionable que más alla de las propias creencias religiosas, más allá de las ideas políticas de cada cual, el aborto como derecho es indefendible, porque la vida humana no tiene precio y ha de ser respetada y cuidada desde el mismo momento de su concepción hasta la muerte natural. Esa idea es la que nos diferencia como sociedad civilizada y que respeta los más elementales derechos intrinsecos de las personas. Todo lo demás recuerda a conductas totalitarias, que busca mediante la llamada solución final, la eliminación de todo aquello que limita las aspiraciones amorales de unos pocos y que convierte a las mujeres en meras marionetas de la cultura de la muerte, nombre por otro lado muy acertado, puesto que gentuza que sólo piensa en matar inocentes es que hace tiempo que está muerta en vida. No hay perdón posible para quien se atreve con los más inocentes, y sólo Dios, en su infinita misericordía, podrá algún día tener piedad de esta gente deleznable y abyecta que deberían dar gracias constantemente porque sus padres no pensaran hacer con ellos lo que si ellos piensan hacer con los hijos de los demas.

Hoy, día negro para toda la humanidad, ruego una oración por todos aquellos niños que no nacieron y todos aquellos que no naceran. Que Dios los tenga en su gloria y se apiede de las almas de todos aquellos que, directa o indirectamente, se interpusieron en su derecho a vivir.


Dios Padre, te agradezco por el obsequio de mi vida,
por las vidas de todos mis hermanos y hermanas.
Sé que no hay nada que destruya la vida más que el aborto,
y me regocijo al saber que Tu has conquistado la muerte
con la Resurrección de Tu Hijo.
Estoy listo para poner de mi parte en la lucha para abolir el aborto.
Este día me comprometo
a nunca más quedarme en silencio,
nunca más quedarme pasivo,
y nunca más olvidarme de los no nacidos.
Me comprometo a ser activo en los movimientos pro vida,
y nunca dejar de luchar por la vida
hasta que todos mis hermanos y hermanas sean protegidos,
y que nuestra nación sea de nuevo una
nación con libertad y justicia
no solo para algunos, sino para todos,
Por Cristo Nuestro Señor. Amen.

(Oración para la abolición del aborto vista en Priests for Life)