viernes, 4 de septiembre de 2009

¿Qué pasa en Afganistán?

Seguro que si preguntamos a más de uno por la misión de nuestro ejército en Afganistán, la respuesta más común será la indiferencia por desconocimiento. Y es que lo que está sucediendo en ese país de Asia ha sido manipulado hasta la saciedad para evitar decir que se está en una guerra, con todo lo que ello supone.

No es objeto de este post plantear la legitimidad de las guerras, pero, es curioso ver cómo vividores como los de la ceja, antaño en contra de la guerra de Iraq, nada dicen de esta otra guerra, en la que a diferencia de la del país del medio oriente, en Afganistán estamos participando desde el principio y ha habido bajas de militares en acto de servicio. El diferente rasero con el que las izquierdas sociales suelen medir los actos, es palbable en el silencio actual respecto a lo que ocurre en Afganistán.

Sin embargo, al margen de lo que puedan decir los titiriteros subvencionados, creo que es necesario plantearse una pregunta: ¿qué pasa en Afganistán? La guerra de Afganistán se inició como respuesta de los EEUU a los ataques terroristas del 11S. El gobierno estadounidense centró su desesperación en los talibanes, a los que otrora apoyó en su guerra contra la URSS, y a los que acusaba de esconder a Osama Ben Laden, cerebro de los atentados. Muy resumidamente, podemos decir que el objetivo primario no se consiguió (Ben Laden sigue, supuestamente, vivo), pero, por contra, de forma más o menos acertada, se desalojó a los talibanes del poder (Mula Omar et alli.).

La misión, por tanto, en Afganistán cambió. Ya no se trataba de buscar y aniquilar al lider de Al Qaeda (posiblemente escondido por el aliado gobierno de Pakistán), sino de instaurar una democracia en el país, cosa que no ha ocurrido, como podemos comprobar. Y la respuesta a esa ineficacia hay que buscarla en que la alternativa democrática que pretende occidente está sin sustentar en los valores que la hicieron surgir como sistema de gobierno. Y, claro está, la población prefiere lo malo conocido (la sharia) que lo bueno por conocer. ¿Alguien en su sano juicio puede apoyar un sistema que permite el asesinato de niños, la sodomía, la persecución del hecho religioso, la corrupción, etc.? La vuelta de los talibanes no es sino la respuesta ante una imposición externa carente de moral y valores.

España, junto a otros países occidentales, está participando con su ejercito en una guerra sin el más mínimo atisbo de ser ganada. Primero, porque nuestro ejercito está allí como si fuera una ONG. Segundo, porque la población no apoya la intromisión externa. Tercero, porque los talibán nunca se fueron. Y cuarto, y más importante, porque la alternativa que representa la democracia a la occidental ha perdido sus valores de origen. En palabras de Benedicto XVI: "el relativismo moral socava la labor de la democracia". La verdad es que esto requiere una profunda reflexión. A ver quien empieza.