miércoles, 30 de junio de 2010

España ha muerto. ¡Viva España!

Mientras la población española vive en la burbuja del mundial de fútbol de Suráfrica -ya saben aquello de pan y circo- el desmembramiento de la nación española sigue su curso, sin que a nadie parezca importarle en absoluto. Desde la llegada al gobierno de la otrora España de ese botarate e izmierdoso de José Luis Rodriguez Zapatero, la frágil pero estable unidad de todos los españoles en ese proyecto común que se llamaba España se había mantenido. Era frágil, porque la Constitución de 1978, como estamos comprobando, permite la sangria de los independentismos perifericos al Estado Central, pero era estable porque los gobernantes tenian clara la idea de España. Sin embargo, desde hace ahora seis años, la población española está sufriendo el mayor asalto a la identidad como pueblo que ha sufrido en toda su historia.

La nación española está rota por muy diversos motivos, y todos ellos tienen que ver con la política de un gobierno totalitario de izquierdas que ha pretendido borrar todo lo que habia construido a España como nación y entroncar de forma ahistórica su acción de gobierno con la II República Española, periodo nefasto, antidemocrático y perfectamente prescindible de la historia de este país. La Ley de Memoria Histórica, que reabre heridas ya cerradas y vuelve a enfrentar a unos españoles con otros, la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, el divorcio express o la que despenaliza el aborto, enfrentando a una parte importantisima de la sociedad española que todavía se siente católica con los "progres" de pacotilla, la futura ley de libertad religiosa, que concede derechos a creencias antidemocráticas restándoselas a la religión verdadera y mayoritaria de los españoles, la desmilitarización del ejercito, que lo ha convertido en una simple ONG, la vejación a las víctimas del terrorismo, promoviendo una moción en el Congreso -todavía no revocada- que faculta al ejecutivo para dialogar con los terroristas de la ETA, el apoyo explícito a gobiernos totalitarios como el de Venezuela, Turquía o Irán, en una política exterior marcada por el servilismo y la pérdida de peso y prestigio internacional que tanto nos había costado recuperar. Y así podríamos seguir hasta hartarnos. El último episodio: la sentencia de Tribunal Constitucional avalando más del 90% de un estatuto de autoníma como el catalán que de hecho y de derecho se carga por la vía de los hechos la Constitución del 78.

Huelga insistir aquí en todos los aspectos que hacen de dicho estatuto algo que rompe definitivamente la unidad de España. Lo que queremos señalar es que a la situación actual se ha llegado por la conjunción de dos hechos: un gobierno como el de Zapatero sin ningún sentido de estado y responsabilidad de gobierno, y una Constitución -la de 1978- que permite que todo esto suceda sin que nadie haga nada. La solución a la situación creada pasa por la convocatoria de Cortes Constituyentes que redacten una nueva Constitución, que blinde competencias esenciales para vertebrar la nación -como la educación, la justicia, o la fiscalidad-, que desarrolle una ley electoral que elime la dependencia de los partidos nacionalistas y que consagre la segunda vuelta, y que no permita procesos balcanizantes ni disgregadores del territorio español.

Está demostrado y comprobado que el actual sistema está agotado, que nació ya cojo, pero que ahora ya no puede andar porque está tumbado en la uvi. Es necesario ya mismo una catársis nacional que permita cohesinar de nuevo al país y devolver las ilusiones a sus habitantes, enzarzados en disputas estériles y con los bolsillos esquilmados por culpa de unos gobernantes ineptos y antipatriotas. Una nación con tanta historia a sus espaldas, que ha luchado siempre por consolidar esa identidad nacional que la permitía progresar, lleva sumida en un letargo de ideales y valores muchos años, exceptuando el oasis del gobierno del general Franco, y los actuales mequetrefes que nos gobiernan no han hecho sino agravar esa crisis. España tal y como la conociamos está muerta, asi que solo queda decir ¡VIVA ESPAÑA!

miércoles, 23 de junio de 2010

Cisma interno

La reciente muerte del escritor comunista y ateo José Saramago, nos ha devuelto a esa hipocresía humana que dice que no se debe hablar mal de los muertos. En efecto, en su propia patria, Portugal, parece que han olvidado que este señor tuvo que "autoexiliarse" del país vecino por su asquerosa novela El Evangelio según Jesucristo -libro infame donde los haya en el que se dedica a insultar a la religión católica- recalando, como no, en España, concretamente en las Islas Canarias. Pese a todo, Saramago, su cadaver, fue recibido con todos los honores y loada su figura, algo incomprensible teniendo en cuenta la ideología y modus operandi de este individuo.

Sorprendentemente, L'Osservatore Romano, periodico oficioso de la Santa Sede, dedicó a tan totalitario escritor un artículo en el que calificaba a Saramago de "populista extremista" de ideología antirreligiosa y anclado en el marxismo. Ciertamente sorprende dicho artículo no por lo que dice, sino porque la Santa Sede, en estos asuntos, nos tiene acostumbrados a lo politicamente correcto. Y, ciertamente, es una agradable sorpresa que en este caso no se hayan plegado al buenismo postmorten con un individuo que se ha dedicado sistemáticamente a lo largo de toda su vida a atacar e insultar a la Esposa de Cristo y a los que creen en Ella.

Pero el comentario de hoy no va sobre Saramago, que pasará a la historia no por sus infumables obras, sino por ser el icono de la izquierda más anticlerical y totalitaria. Es de agradecer que la Iglesia deje las cosas claras con respecto a tipos que, como Saramago, desde fuera de la misma, siendo ateos, día sí y día también profieren insultos y zahieren a la Iglesia misma fundada por Cristo. Pero no es menos cierto que los ataques que más duelen y que hacen más daño son los que provienen de su mismo seno, por parte de individuos que diciendose católicos atacan sin piedad a la Palabra, el Magisterio y la Tradición. Y, lamentablemente, cada vez son más y más ruidosos y no exagero al decir que la Iglesia Católica vive, desde hace ya tiempo, un cisma interno.

Küng, Pagola, Boff, Masiá .... quiza sean los más conocidos, individuos educados en la fe católica y que hoy en día son cualquier cosa menos católicos. Pero la lista se agranda, con sacerdotes que desafian la autoridad de sus obispos, clérigos que han dado la espalda al carisma de la orden a la que pertenecen, órdenes religiosas que están totalmente echadas a perder, obispos que desafian la autoridad del papa, laicos que no creen ni una sola palabra de las que se recitan en el Credo Nicenoconstantinopolitano, y así un largo etcétera. La Iglesia, en su interior, cuenta con muchos enemigos de la fe, que se valen de la misma, para lanzar sus proclamas en contra del dogma. Y ya va siendo hora de que la Iglesia haga un autolavado y limpie toda la cizaña que crece en su interior.

Soy de los que piensa que es mejor una Iglesia pequeña pero que viva completamente la fe, a una más o menos grande pero con individuos que se dedican a confundir al resto de creyentes y que, en última instancia, condena su salvación. Sí, debemos seguir luchando contra todos aquellos anticlericales que, vacios de esa visión metafísica de la vida, se dedican, desde su supuesto razocinio, a atacar a la Iglesia. Pero está claro que, hoy más que nunca, debemos aplicar todas nuestras fuerzas a limpiar diócesis que están putrefactas, órdenes religiosas que son cualquier cosa menos católicas, universidad que enseñan de todo menos la fe católica, y, en general, sacar de la circulación eclesiástica a todos aquellos pastores y sacerdotes que han abandonado por completo la fe en Cristo. Para algunos, la correción fraterna y las posibilidades de reinserción son prácticamente nulas y sólo queda para ellos el juicio definitivo de Dios. Nosotros, al menos, procuremos que no sigan contaminando la fe de los demás.

Termino encomendando el alma del ateo Saramago a ese Dios en el que él no creía. Lo que hizo en la Tierra ya es historia, aunque no por ello deba ser olvidada y muchos menos por aquellos a quienes nos ofendió en vida. Para él sólo queda ya el perdón divino.

viernes, 4 de junio de 2010

Yihad turca

"Las mezquitas son nuestros cuarteles, las cúpulas nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas y los creyentes nuestros soldados". Este poema islamista (Ziya Gökalp) fue recitado en 1998 durante un mitin por el entonces alcalde de Estambul y hoy primer ministro de Turquía Recep Tayyip Erdoğan. Y, es que Turquía está en boca de todo el mundo en los últimos días, y no precisamente por su gran patrimonio histórico-artístico. La provocación a Israel con la supesta "flotilla humanitaria" que se dirigía a Gaza y el asesinato del Presidente de la Conferencia Episcopal Turca, Monseñor Padovese, han vuelto a demostrar que las autoridades turcas están favoreciendo que el islamismo radical expanda sus tentáculos en el país puente entre Europa y Asia, comenzando por el propio presidente de la República de Turquía.

Erdoğan, se inició en la militancia islamista cuando estaba en la universidad, donde se unió al movimiento de Necmettin Erbakan, su mentor político y que se convirtió en 1996 en el primer jefe del gobierno islamista de Turquía. Erdoğan accedió en 1994 a la alcandía de la antigüa Constantinopla y, pese a que gozaba de gran popularidad por la gestión eficiente de los servicios municipales, la dimisión forzada de Erbakan, bajo la presión del ejercito guardián de los valores laicos, y la clausura del partido islamista, hizo que Erdoğan y sus seguidores se replantearan sus posiciones y, tras su salilda de prisión, él mismo se rebautizara como musulmán demócrata. Nunca dos conceptos habían sido tan antagónicos.

Quiza sea dificil entender para los relativistas occidentales que un musulmán no puede ser demócrata por definición, teniendo en cuenta que el Corán llama a la lucha contra el infiel, es decir, no lucha sólo contra las ideas diferentes, sino contra las personas que las creen. El buen musulmán no es aquel que relativiza, al igual que no lo es un buen católico. Y, por tanto, es imposible que un primer ministro que como Erdoğan se considera musulmán, pueda llevar a cabo politicas plenamente democráticas. Un ejemplo, mientras en las universidades turcas está prohibido que las mujeres lleven hiyab, Erdoğan tiene a sus hijas estudiando en Estados Unidos, donde lo pueden llevar libremente.

El patrocinio del gobierno turco a la provocadora "flotilla humanitaria" revela el apoyo explícito del mismo a los grupos terroristas, principalmente Hamas, que tienen subyugada a la población de Gaza. El lamento por la pérdida de vidas humanas, no debe hacernos perder de vista que dicha flotilla era de todo menos humanitaria y que buscaba la provocación al ejercito israelí. Su alianza nuclear con el gobierno totalitario islamista iraní es otro de las señales que Turquía envía al mundo: si tienen que elegir entre democracia e islam, tienen muy claro que se decantarán por esto último. No nos engañemos, Turquía, actualmente, está más próxima a las pseudodemocracias islámicas que a una efectiva democracia occidental.

En estas condiciones, donde hay un gobierno explícitamente islamista, que apoya a regímenes totalitarios y a grupos terroristas, no puede haber ningún dirigente europeo que, con dos dedos de frente, defienda la entrada de Turquía en la UE, salvo que lo que se quiera es islamizar Europa. Cosa, por otro lado, que ya está sucediendo. A diferencia del que esto escribe, muchos de los tontos útiles que salen siempre en defensa de los musulmanes desconocen la realidad de países como Turquía o Israel, donde lo que allí ocurre nada tiene que ver con la manipulación infromativa a la que estamos sometidos. Y lo mismo sucede con los países europeos donde la amenza islamista es patente y los problemas a los que se enfrentan diariamente las auotridades de países como Francia, Alemania, Holanda, Belgica o el Reino Unido ya están empezando a sentirse en países como España.

Debemos recordar que la mayor tontería de los últimos años, la llamada Alianza de Civilizaciones, fue impulsada por Rodriguez Zapatero y Erdoğan, con un objetivo clarisimo: eliminar de raiz el cristianismo de occidente y sustituirlo por un islam moderado. Los valores y creencias que han hecho de occidente, Europa esencialmente, el paraiso de la libertad, están siendo sustituidos por totalitarismos laicistas y proislámicos. No hay más que ver quienes forman parte de esa basura intelectual y no perder de vista que Turquía, una de sus promotoras, se está decantando por el islamismo más radical. Si eso es lo que queremos en Europa es que estamos realmente enfermos.