jueves, 21 de mayo de 2009

Los de los 100 años de honradez anticatólica

La verdad es que no se de que nos sorprendemos. Tenemos lo que nos merecemos y no creo que la situación vaya a cambiar en el corto plazo, más que nada porque la alternativa real sería más de lo mismo. Esta noche a las 00:00 h comienza la campaña electoral para las elecciones al Parlamento Europeo del 7-J y, como calentamiento a tan noble evento, los "compañeros" del PSOE nos han deleitado con un video electoral de lo más abyecto, repugnante y demás calificativos que se nos ocurran. Propio de sinvergüenzas que, además, se jactan de ello.

El video nos presenta estereotipos que la izquierda ha venido difundiendo desde siempre sobre qué supone ser conservador, o, como poco, defender una serie de valores que estos chiquillos de los cien años de honradez se dedican a atacar reiteradamente. El considerar la homosexualidad como enfermedad, el culpar a los inmigrantes del paro, la privatización de la sanidad, etc., son los ataques típicos de los marxistas contra la supuesta derecha. Sin embargo, los herederos del Frente Popular (ellos mismos así se consideran) vuelven a la carga con algo que, si bien nunca había desaparecido de su ideario, había permanecido en letargo: el ataque directo a la Iglesia ,en este caso representada en un sacerdote.
Vienen a decir los colaboradores de la ETA que la Iglesia católica quiere que en "Europa haya sólo una religión". Bien. Podríamos decir que lo mismo quieren ellos con EpC y, en este caso, no estaráimos mintiendo. Mentir está en la esencia de este partido, pero querer mostrar una imagen que no es para nada la real roza ya el insulto. La Iglesia católica, gracias al Concilio Vaticano II, reconoce la libertad religiosa como derecho intrinseco a la naturaleza humana. No creo necesario perdernos en las justificaciones teológicas que están detrás -posiblemente el analfabetismo "progre" no las entendería-, pero baste decir que la Iglesia nunca renunciará a difundir el mensaje del Evangelio, pero respetará a aquellos que decidan no acogerlo.
Creo que para la mayoría de la sociedad está bastante clara cuál es la posición de la Iglesia católica respecto a la libertad religiosa, pero, seguramente, los de las chekas añoran aquellos tiempos en los que asaltaban conventos, quemaban iglesias y asesinaban a sacerdotes y religiosos. No es lícito moralmente, lo que revela la calaña moral de los sociatas, que intenten retornar a posiciones trasnochadas respecto de la Iglesia católica. Esta gente no es para nada homologable a la socialdemocracia europea. ¿Se imaginan que en España los sacerdotes fuesen funcionarios como ocurre en Suecia con los pastores calvinistas?

martes, 12 de mayo de 2009

La infamia de los infieles

Habida cuenta de las palabras del juez supremo de las cortes islámicas de Jerusalem ante el Santo Padre, creo que a nadie le cabrá duda de que los verdaderos responsables de la situación que se vive en Tierra Santa no son ni más ni menos que los musulmanes. Mientras el papa abogó por el diálogo, el jeque, que se encarga de repartir justicia conforme a la sharía, arremetió duramente contra Israel.

Sus palabras antisemitas revelan el verdadero calado moral de la mayoría de los musulmanes, para los que la única solución posible es el exterminio del Estado de Israel y, por ende, del pueblo judio. El maximo exponente de esta posición claramente racista se encuentra en el presidente iraní, un individuo que repetidamente ha negado la Shoah pero que parece contar con carta blanca por parte de numerosos países occidentales.

El diálogo con estos señores debería estar moralmente vetado a los que desean la paz. Igual que no se puede negociar con los terroristas de ETA, tampoco se puede dialogar con los que cargan de explosivos a sus propios conciudadanos para que los hagan estallar en cualquier calle o reiteradamente hacen llamamientos a la yihad. Con estos tipejos no hay nada de que hablar.

Sinceramente, no creo que, tras la visita del Santo Padre a Tierra Santa, la situación cambie sustancialmente, sobretodo si tenemos en cuenta que, mientras los musulmanes no cambién de discurso, los judios continuarán amenazados y los escasísimos cristianos que aún quedan en la zona amedrentados y anulados socialmente.