martes, 20 de abril de 2010

Indigencia moral y cultural

No había hecho falta la verdad. Pero, por si alguien tenía alguna duda del nivel cultural al que aspira el Gobierno de España, la ministra de cuota del absurdo Ministerio de Cultura aseguró llena de gozo y júbilo que tiene mucha simpatía por Belén Esteban. La ministrilla hizo tales declaraciones cuando acudió al Festival de Cine de Málaga. Además, preguntada por la posibilidad de rodar una tv movie sobre su vida, Sinde (la ministra) afirmó: me parecería que seguramente es interesante, porque Belén Esteban ha tenido una vida muy especial, que muy pocas personas podemos vivir situaciones como las que ella vive, y una película seguro que sería interesante.

Antes de analizar tal declaración de principios, señalemos someramente, para quien no lo sepa, quienes son estas dos miembras. Belén Esteban es conocida en España por haber tenido una hija con un torero y haber hecho de esa condición su bandera por las televisiones de todo el país. La llamada princesa del pueblo hace gala allá por donde pasa de su analfabetismo y catetismo, repartiendo doctrina cañí a diestro y siniestro. El apoyo popular del que goza no es sino reflejo de la podredumbre moral e intelectual de la sociedad española. Por su parte, la Sinde, la ministrilla, tiene en su curriculum como guionista de cine títulos como Mentiras y gordas, una película putera, que roza la pornografía, carente de argumento y guión elaborado, cuyo único reclamo son los cuerpos desnudos de los jóvenes actores del momento. En definitiva, todo un programa político de lo que esta gente "progre" quiere para la juventud.

Puestos en antecedentes, es fácil entender que la ministra admire a tan excelso personaje del papel couché. Belén Esteban representa a esa sociedad iletrada, carente de cualquier decendia y modales, barriobajera, etc. que sirve como modelo social al gobierno socialista de España. Es normal en los "progres" admirar a los bufones de barrio, que mantienen ocuapada a la población con sus lios amorosos y que además, normalmente, les hacen el juego político. ¿Cómo van a promocionar a cientificos, escritores, pintores, ....? No. Esta gente promociona a tipas como Belen Esteban que encarnan a la perfección aquello de pan y circo.

Puede parecer algo anecdótico, propio de la baja calidad intelectual del actual gobierno español. Pero no es así. España está alcanzando cotas de indigencia moral y cultural realmente alarmantes. El apoyo popular e institucional del que gozan personajes como la Esteban es el reflejo de una sociedad enferma, en estado casi terminal, de una sociedad que ha perdido el rumbo y que, si no se pone un remedio de inmediato, la situación puede ser ya irreversible. Por lo pronto, hay ya varias generaciones que nadan en la basura moral y cultural progresista.

Pero esto es sólo una gota mas en el mar de la indecencia. El desprecio a la vida con leyes como la que despenaliza el aborto, el imposible matrimonio entre personas del mismo sexo, las continuas injerencias de los políticos en la educación de los jovenes, la promoción del sexo como, cuando y con quien se quiera, el puterio como modus vivivendi, la corrupción sexual de menores, la mentira, el engaño, el robo, la estafa, la tergiversación de la historia, el desprecio por las instituciones, la falta de separación de poderes, la aniquilación de España como nación y del español como lengua de todos los españoles... España se ha convertido en un país tercermundista desde el punto de vista ético, moral y cultural, carente de cualquier perspectiva de futuro y donde, lamentablemente, la sociedad parece sentirse cómoda.

El daño está ya hecho y solucionar las cosas está bastante dificil, pero nunca es tarde. España necesita urgentemente una regeneración política, social y cultural, que devuelva a la sociedad los principios éticos y morales que hasta hace bien poco constituyeron su ADN como sociedad avanzada y libre y que promocione el desarrollo cultural de sus ciudadanos. En esta tarea, los cristianos y muy especialmente los católicos, debemos desempeñar un papel totalmente activo para librarnos de la mentira, el robo y el puterio "laicista" al que nos tienen sometidos la casta política y cultural de este país. La Iglesia debe mantenerse firme en la defensa de los pilares que dotaron al hombre de libertad y que hoy en día están siendo cercenados.

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