lunes, 28 de diciembre de 2009

Que pena de Borbón

El ánálisis del discurso del todavía rey de España ya se ha hecho. Es inútil intentar aportar algo nuevo porque los aspectos más significativos ya se han puesto de manifiesto, por uno y por otros, así que nihil novum sub sole. Eso sí, lo que no me resisto a apuntar es que se ha notado, y mucho, la impronta del equipo zapateril en el discurso de este año, tanto en el continente como en el contenido. Un decorado que puede parecer el de otros años pero que rezumaba buenismo zapateril por los cuatro costados y un discurso vacío, lleno de obviedades y buenas palabras pero sin llamar a las cosas por su nombre. Lo dicho, un producto made in zETAp.

Pero la excusa del discurso me sirve para hacer una breve reflexión personal sobre la figura de Juan Carlos de Borbón y Borbón, rey de España por la gracia de Franco, porque, ciertamente, el rey Juan Carlos lo es porque Franco así lo quiso. Entre los muchos errores del Caudillo, estuvo pensar que Juan Carlos de Borbón sería un digno sucesor. No hay más que ver cómo está España tras más de 30 años de reinado. De hecho, nunca en su larga historia como nación, España había sido tan despreciada en el ámbito internacional como lo es ahora. Se cumple ahora más que nunca la imagen exterior de un país de pandereta.

Y lo más grave de todo es que la monarquía en general, y don Juna Carlos en particular, son rehenes de lo políticamente correcto y el buenismo reinante, que hacen desviar la atención de lo verdaderamente importante. Eso sí, no pequemos de ingenuos. La impresión que da es que en Zarzuela sólo preocupa asegurar la poltrona (o trono) a toda costa. Y sino que alguien me explique cómo Don Juan Carlos ha sido capaz de sancionar con su firma la ley que lo desligitima como rey de España -me estoy refieriendo obviamente a la ley de Memoria Histórica que pretende entroncar la democracia con el Frente Popular en vez de con el Franquismo del que surgió-. A este nivel ha llegado nuestro rey, al de deslegitimarse a sí mismo. Tampoco hay que olvidar la sanción de varias leyes orgánicas que rompen la Carta Magna por la vía de los hechos. Véase el ejemplo de las recientes reformas estatutarias -encabezadas por el estatuto catalán-, impulsadas tanto por PP como por PSOE, que han convertido a España, de facto, en un país cuasiconfederal. Si el propio Jefe del Estado rubrica con su firma estos desmanes, nada podemos hacer los demás.

Pero quizá, desde un punto de vista mucho más personal, lo que más me apena es la conducta anticristiana de Su Católica Majestad. Alguien que se dice católico no puede sancionar leyes como la del aborto -la actual y la que previsiblemente sancione-, la que legaliza el gaymonio, el divorcio, etc. Es inconcebible que los obispos continúen riéndole las gracias al rey campechano mientras él, con su inacción y seguidismo, está contribuyendo a destruir los pilares sobre los que se ha asentado el progreso de occidente en general y España en particular. Es inconcebible que el Tribunal de la Santa Rota conceda la nulidad matrimonial a la infanta Elena aceptando que el matrimonio no fue válido porque Marichalar no está bien de la cabeza (¡cómo se puede caer tan bajo!). La Casa Real ya no es reflejo de una vida cristiana y de fe, sino de una vida acomodaticia y servil.

Muchos han definido a Don Juan Carlos como el rey republicano y, lamentablemente, tienen más que razón. Los que elaboraron la Carta Magna ya se cuidaron muy mucho de vaciar de contenido la figura del rey, pero el rey tampoco ha hecho nada por, desde su trono, intentar que el barco no se hundiera. Y, aunque suene contradictorio, ójala Juan Carlos de Borbón dure mucho, porque España no es monárquica, sino juancarlista, y porque, visto lo visto, con el príncipe Felipe se puede cumplir aquello de que las segundas partes nunca fueron buenas.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Plan secreto para arruinar a España

Gracias al blog que el historiador Pío Moa mantine en Libertad Digital, me pude enterar de la existencia de un controvertido documento. Él, se hacía eco de una información que aparecía en el blog La Quimera y que, pese a que considero que no hay que precipitarse en el análisis de este documento, merece la pena reseñarlo y leerlo, con calma. El texto, puede parecer en un primer momento el guión de una película de intrigas políticas o incluso pasar por un documento actual. Pues, nada de eso. Pertenece al nº 105 del periódico El Restaurador, de jueves 23 de octubre de 1823. De los 28 puntos que se enumeran en el documento, el blogger de la Quimera ha extractado aquellos que más nos duelen, y que constituyen, en sí mismos, un verdadero programa de gobierno.

Cada uno, tras la lectura de dicho texto, sacará sus propias conclusiones. La primera que yo saqué tras su análisis es que la masonería, en este caso la francmasonería, sigue activa y sus postulados vigentes. Pasados casi 200 años, uno puede ver como los herederos de la Gran Logia de España continúan pensando y actuando de la misma manera y el actual Gobierno, plagado de masones, es el exponente máximo del programa desestabilizador de la sociedad que el documento recoge.

En el primer punto (punto sexto), habla de desfigurar la Religión Católica. ¿Alguien duda de que la polémica de los crucifijos, el aborto, el gaymonio y demás ataques a la fe católica del actual gobierno no intentan lo mismo?

En el punto 11 habla de abatir la agricultura por ser anti francmasónica. La no inclusión de la misma en el dislate de la Ley de Economía Sostenible lo apoya.

En el punto 12 se refiere a la utilización de la juventud. ¿Habían estado tanto como hoy los jóvenes tan aborregados?

En el punto 13, en un alarde precomunista, se proponen atentar contra la propiedad privada. La Ley sobre Internet o la citada de Economía Sostenible son sólo algunos ejemplos de la creciente intervención del gobierno de zETAp en la libertad individual.

El punto 14 lo llevamos padeciendo desde el 14 de marzo de 2004. Unas subidas impositivas constantes y una presión fiscal sin precedentes para pagar los desmanes masónicos de los miembros y miembras de nuestro gobierno.

Los puntos 15 y 16 son el fiel reflejo de nuestra sociedad. Trola, choriceo y puterio (Pio Moa dixit.) han sustituido al Libertad, Igualdad y Fraternidad. Los crecientes casos de corrupción o la promoción del homosexualismo y el feminismo mililtante a través de la ideología de género entre los adolescentes lo demuestran.

El punto 17, que empieza por se prohibirá, ya apunta maneras. Y, hoy en día, lo políticamente correcto, hace que sea prácticamente imposible buscar vías para que a los que discrepan de la línea oficial se les oiga. La censura previa -como lo ocurrido con el abucheo al himno nacional en la final de la Copa del Rey de este año- o la manipulación de la información por ciertos sectores periodísticos son el fiel reflejo de la condena que se ha impuesto al que se atreva a denunciar la realidad.

El punto 18 y la actual crisis económica parececen hermanos. La excesiva avaricia y el engaño al ciudadano de a pié no son sino otra forma de saquear al pueblo.

Como bien dice el punto 19, hay que saquear a unos para dárselo a quien ellos quieran. El estatuto de Cataluña o la Financiación Autonómica no es más que saquear al pobre para dárselo al rico. O dicho de otra forma, saquear al enemigo para dárselo al amigo.

El punto 20 parece el más peligroso, porque supone utilizar a las fuerzas del orden en los propios intereses, masónicos en este caso. El caso Faisan o la trama del 11M apoyan esto.

El punto 22 y las concesiones nacionalistas actuales se dan la mano. Poco que comentar aquí la verdad.

El punto 24 es toda una declaración de intenciones. Y, eso sí, nuestro gobierno, para que no se note mucho, lo ha llamado Educación para la Ciudadanía, pero que, en última instancia, recoge todo el anterior programa político que, desde la primaria, ya es inculcado en las cabezas de los niños.

Resumiendo, lo dicho. La masonería, pese a que algunos no lo quieran ver, está detrás del cambio de régimen y del modelo social que se está produciendo en España. Como bien señala la autora del blog en el que se hace referencia a este texto, es posible que este documento no sea 100% veraz en cuanto a su vinculación con la masonería, y como ya he señalado antes, no se trata de analizarlo como si fuera un acreditado documento histórico. Lo que si es cierto, es que este texto es real y que, las similutes con la actualidad son más que sospechosas.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Europa nunca volverá a ser lo que una vez fue

Los animos están soliviantados. Y no es para menos. Aunque sólo sean algunos los que de verdad se estén dando cuenta del problema. El referendum suizo sobre los minaretes de las mezquitas no es más que una llamada de atención por el hartazgo que está produciendo en la población la desidia de las elites sociales europeas, más preocupadas por el buenrollismo y el relativismo moral que por defender las bases que hace tiempo hicieron de Europa un continente digno de admiración, y del que hoy en día se chotea hasta el más impresentable.

Desde el imperio romano, pasando por Carlomagno y el Sacro Imperio, Europa, pese a las recurrentes contiendas vecinales, siempre se habia caracterizado por asentar su progreso en la tradición judeocristiana, todo lo bueno -y a veces lo malo, mal que nos pese- se hacía en nombre de una serie de valores que todos, españoles, franceses, alemanes, italianos o austriacos consideraban irrenunciables. Sin embargo, ese espíritu comenzó a decaer hace años, incrementandose la velocidad de un tiempo a esta parte.

Hoy en día, la clase política, las élites culturales, y, en definitiva, todo aquel que de una u otra forma influye en el ciudadano de a pié está enviando un mensaje muy claro: nosotros meamos sobre la tumba de nuestros padres, así que haz tu lo mismo. Este eslogan inventado pero cierto, se basa en que los cimientos sobre los que se organizó la sociedad occidental son más o menos despreciables y que no merecen defensa frente a otras formas de pensar. En definitiva, se trata de que, ante un problema, no se sabe de que punto partimos.

La amenaza de islamización europea está a la vuelta de la esquina y, como nuestros vecinos centroeuropeos sabe, no se resuelve untandoles de subvenciones o permitiendoles abrir mezquitas por doquier. Los musulmanes saben que nuestra clase política es débil porque ha renunciado a defender una serie de valores, y no dudan en utilizar esa debilidad para conseguir sus objetivos. La reacción suiza es comprensible, y perfectamente legítima. Los ciudadanos no son una masa amorfa a la que le da igual ocho que ochenta. Quieren sentirse seguros y defender una forma de vivir que les ha dado estabilidad, progreso y libertad.

Ójala naciones como Francia -que ya se ha interesado por celebrar un referendum como el suizo- continuén la senda de la Confederación Helvética, aunque sólo sea como llamada de atención a una clase política, muy preocupada por tonterías como la Alianza de Civilizaciones, pero que, en última instancia no hace más que bajarse los pantalones una y otra vez porque no es capaz de defender la libertad frente al totalitarismo.

P.D. Como siempre, España por detrás del mundo y, mientras en Europa ven ya la amenaza en la puerta de casa, aquí nos dedicamos a apoyar la creación de partidos islámicos, inspirados en el Corán y cuyo eje vertebral es la Sharía. Toda una Alianza de Civilizaciones.